LECCION 2
Rahab: la ramera
Desde el momento en que ella les dio la bienvenida a su casa, ella estaba jugando con su propia vida. Desde el momento que ella los escondió en su techo, el mundo la declaró demente, pero desde el momento que ella decidió protegerlos, Dios la estaba cuidando. Rahab debió haber hecho su confesión de fe en el Dios verdadero a estos espías. Ella conocía perfectamente lo que les había ocurrido después de abandonar a Egipto. La fe que ella puso en un Dios de quien ella conocía muy poco y en este par de espías, es la fe que Dios quiere que aprendamos a tener. Es una fe que nos puede salvar a pesar de las decisiones que hemos hecho en el pasado y la vida que hemos vivido.
En el principio de esta historia, Rahab no fue una mujer salva. Ella fue una mujer del mundo, probablemente una a quien nosotras íbamos a considerar la más perdida de todas, pero en ese momento, la única cosa de importancia para Dios era su fe. Ella reconocía quien era Dios y puso su fe en Él, “porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.” (v. 11)
Como es indicado en 1 Corintios 2:28, necesitamos entender que Dios salva y escoge para su uso a toda persona que lo acepta: el indigente, el homosexual, el borracho, el perverso, el mentiroso, la ramera, etc. Lo que es importante para Dios no es la vida que vivíamos, el trabajo en el que obramos, el nivel de educación que tenemos; lo que le importa es nuestra fe en Él. Si alguien cree que es una persona buena la Biblia dice, “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.” (Isaías 64:6) Y si alguien dice que es demasiado malo para que Dios le acepte, la Biblia dice: “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” (Marcos 2:17) Lo que le importa a Dios es nuestra fe en Él. Al reconocer que nosotros no somos buenos (Salmos 14:1; Romanos 3:10), que estamos separados de Dios (Romanos 3:23), que merecemos el Infierno (Romanos 6:23ª, Apocalipsis 21:8), y que solo Él nos puede salvar (Juan 14:6; Hechos 4:10,12; 1 Timoteo 2:5) entonces si ponemos nuestra fe en lo que Él hizo por nosotros en la cruz , podemos ser salvos (Romanos 10:9, 10, 13).
III. Una Muestra de su Fe (Josué 2:5-24)
Rahab fue salvada por su fe en el verdadero Dios, pero demostró esta fe a través de su acción de salvar las vidas de los espías. El Nuevo Testamento habla de la fe de Rahab en dos pasajes, en Santiago y en el “Salón de la Fe” en Hebreos 11.
“Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” Santiago 2:25, 26
“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.” Hebreos 11:31
IV. Una Recompensa Terrenal y Celestial (Josué 6:21-25)
1 Pedro 3:15, “santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” Cuando tus familiares notan que realmente hay un cambio en ti y no es pasajero ni fingido, van a empezar a tener preguntas, tarde o temprano por tu ejemplo van a preguntarte la causa de estos cambios, cuando este momento llegue, llévalos a la Biblia y con tu testimonio verbal, explícales del testimonio espiritual que han presenciado. Tú no los puedes salvar a ellos, pero puedes presentarles a quien los puede salvar y dejarlos hacer su propia decisión. Así es como tu familia puede ser salva así como la familia de Rahab. Rahab, la ramera transformada.
Efesios 4:22-24
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,