LECCION 1
Noemí: la viuda
Introducción: (Leer Rut 1:1)
Normalmente cuando nos referimos al libro de Rut, nos enfocamos en el personaje principal, es decir, en Rut. Pero realmente la historia de Rut es una extensión de la historia de otra mujer, llamada Noemí. Su historia es de escasez, malas decisiones, pérdida, amargura, misericordia, esperanza y bendición. Su vida es un ejemplo brillante de lo que Dios puede hacer con una vida quebrantada por las malas decisiones de cada uno.
La historia que encontramos en este libro, no es muy diferente a la que viven muchas mujeres en la actualidad. Ahora, también hay escasez al igual que en aquel tiempo. Noemí y su esposo Elimelec junto con sus dos hijos Mahlón y Quelión vivían en el pueblito Belén de Judá. Bajo circunstancias normales ese pueblito estaba conocido como un lugar muy próspero. Hasta el nombre Belén significa “casa de pan.” Era un lugar bendecido por Dios.
I. La Escasez
Belén era de la provincia de Judá, que es parte de Israel, el lugar que Dios había prometido y preparado para sus hijos. Los cristianos podemos comparar Belén, con el lugar a donde Dios nos ha llamado, y de acuerdo a su palabra donde debemos morar. Vivir en Belén, era estar en la voluntad de Dios bajo su protección y provisión. Aun así, aconteció que en un momento a la “casa de pan” llegó el hambre.
Desafortunadamente lo que pasó con Noemí y su familia es lo mismo que les ha pasado y les está pasando a muchas personas hoy en día, cuando están enfrentando la necesidad y la escasez: “Dudan de la provisión de Dios”. Llegó un momento cuando las cosas ya no fueron tan fáciles. A lo mejor por problemas económicos, disminuyeron el salario, o las horas de trabajo de Elimelec, o subieron los precios del transporte y de la comida, o no pudieron pagar las cuentas y estaban enfrentando la posibilidad de perder su vivienda. Claro, la Biblia no nos dice estos detalles, pero imaginamos, que para ellos las circunstancias tenían que estar aparentemente muy graves, para que decidieran mudarse de país y dejar “la casa de pan”.
Antes de continuar, tenemos algunas preguntas para meditar.
Cuando todo está bien y tenemos todo lo que queremos:
¿Cómo está nuestra relación con Dios?
¿Oramos? ¿Leemos la Biblia?
¿Realmente dependemos de Él?
¿Pensamos que todo lo que tenemos es producto de nuestros propios esfuerzos?
Sin embargo hay muchas personas que cuando tienen calamidades en vez de buscar y pedir ayuda a Dios, deciden seguir adelante por sus propios esfuerzos, o buscan ayuda de otras personas o el soporte del gobierno. Entre estas personas hay tantos cristianos que causan vergüenza. Son cristianos que estuvieron tan acostumbrados a las comodidades de su vida bendecida, que olvidaron Quien les brindó estas bendiciones.
Dicen creer en Dios, van a la iglesia y hablan muy bien de lo bueno que Dios es con ellos; pero en sus corazones realmente creen que le están haciendo un favor a la iglesia en dar sus diezmos; creen que al sentarse en una silla por un par de horas es suficiente para agradar a Dios y lo peor de todo es que creen que por aparentar ser “buenas personas” una vez a la semana, es suficiente para merecer las bendiciones de Dios. Ultimadamente salió un término muy apropiado para personas así, y es “cristiano-ateo”, porque con su manera de ser niegan la existencia de Dios, le desobedecen y no están sometidos a Cristo mediante una relación personal y regular, aunque con sus labios le alaban. Con tristeza el Señor dice: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí,” Mateo 15:8.
II. Las Malas Decisiones
¿Han escuchado del refrán que dice: “nunca es bueno hacer lo malo para hacer lo bueno”? La decisión de Elimelec y Noemí cayó en esta categoría. Era bueno que Elimelec y Noemí quisieran cuidar de su familia, que es un requisito de Dios, pero trasladarse a Moab, un país que Dios aborrecía era malo, porque desobedecían a Dios y no era la manera correcta de cuidar la familia.
A lo mejor, ustedes están pensando, “Pero ¡esto es injusto! Si ellos se hubieran quedado en su país podrían haber muerto de hambre. Seguramente Dios podía entender esto porque su intención era buena. ¿No es esto lo que verdaderamente importa?”
Es un hecho que Dios aborrecía al país de Moab. Él hizo una regla que decía a los Israelitas que una persona de Moab no podía entrar en la congregación de su pueblo. (Deuteronomio 23:3) Para entender el ¿“por qué?” tenemos que desviarnos, un poquito de nuestro tema y ver un poquito de la historia pasada de los Israelitas.
Lot era el sobrino de Abraham. Dios lo había bendecido, de la misma manera que a su tío y Lot tenía muchas pertenencias y ganado. Llegó el día que no había suficiente pasto para los animales de los dos entonces Abraham le dijo a Lot que tomara una decisión y que podía escoger de la tierra que Dios les había dado y Lot utilizando la lógico del mundo, escogió la tierra más fértil y atractiva a los ojos, dejando lo menos apreciable a su tío. Esto fue el principio de su ruina.
Para seguir la historia el armó su tiendo mirando hacia Sodoma y Gomorra. La Biblia dice que él se sintió tan cómodo con estas dos ciudades de infamia que no solamente se mudo a vivir dentro de la ciudad, sino que se hizo oficial de aquellos lugares. Cuando Dios decidió destruir Sodoma y Gomorra, Abraham rogó por la salud de su familiar y Dios mandó sus ángeles para alertar y rescatar a Lot y a su familia. Cuando los ángeles de Dios entraron a la ciudad, fueron confrontados con las iniquidades más viles del lugar. Lot, intentando salvaguardar sus libertadores, evidenció el compromiso total de sus convicciones cuando ofreció sus dos hijas vírgenes a una multitud de perversos que querían tener relaciones homosexuales con los ángeles de Dios que estaban morando en su casa. Los ángeles cegaron a la multitud y después Lot y su familia escapó de la ira de Dios huyendo de la ciudad. Aunque los ángeles los alertaron de no hacerlo, la esposa de Lot miró atrás mientras que huían de la destrucción y Dios la convirtió en una estatua de sal.
Desafortunadamente esto no es el fin de esta historia, pero es la introducción al fruto de las malas decisiones, del compromiso y de la corrupción. Lot pudo sacar sus dos hijas de Sodoma y Gomorra, pero no pudo sacar la influencia de estas ciudades en sus hijas. Sus hijas lo emborracharon, y tuvieron relaciones con su propio padre. De estas uniones incestuosas salieron dos hijos y uno de ellos fue quien fundó el pueblo de Moab.
Aunque sus raíces fueron menos que morales, esta no fue la razón por la cual el pueblo de Moab fue condenado por Dios. Cuando los Israelitas estaban viajando para entrar a la Tierra Prometida tuvieron que pasar por el país de Moab. La gente no los quiso ayudar y además les pidieron que salieran de sus tierras lo más rápido posible. Como si su falta del espíritu hospitalario no fuera suficiente; también llamaron a un profeta de Dios y le pidieron que los maldijera. Aunque Dios abrió la boca de un asno sabio; este burro de profeta intentó maldecir el pueblo de Dios; sin embargo como Dios sabía las intenciones del Profeta Balaán y las del malvado pueblo de Moab, el Ángel de Jehová dijo al Profeta “ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablaras” (Números 22:35) y las únicas palabras que salieron de la boca de este profeta fueron bendiciones para el pueblo de Dios. Además durante el tiempo de los jueces el pueblo de Moab conquistó y subyugó los Israelitas varios veces y en Deuteronomio 30:7 la Biblia nos cuenta, “Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.”
Ahora, a lo mejor está más claro ver, que aunque la decisión de Elimelec y Noemí de mudarse para Moab parecía una decisión sabia, en realidad era una mala decisión. Por no confiar y esperar en Dios, fueron a pedir ayuda a sus enemigos. Salieron de la “casa de pan” donde Dios les había prometido proveer para sus necesidades y fueron a la “casa de toda clase de inmundicia y chatarra”. Traicionando sus principios, para lograr las comodidades transitorias de la vida. Toda decisión trae un resultado. Buenas decisiones traen buenos resultados. Y entonces, ¿que nos traen las malas decisiones?
peligro la familia. A cambio de ellos encontrar estabilidad económica y oportunidades en Moab, Noemí perdió a su familia, que en realidad era lo más importante.
IV. La Amargura
Algunas veces, cuando una persona está en la miseria, su egoísmo la lleva a pensar que “si YO estoy miserable entonces TODOS deben de estar miserables.” Pero como podemos ver, en el caso de Noemí, que aun en medio de su amargura, ella pensó en el bienestar de sus nueras. Ya sabemos que históricamente había gran enemistad entre los Israelitas y los Moabitas, y también sabemos que Dios había condenado a los Moabitas por su mala conducta. Además, en un versículo de la Biblia, Dios prohíbe a los Moabitas entrar y ser aceptados en la congregación de Su Pueblo. Deuteronomio 23:3 dice, “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre.”
Noemí sabía, lo que les esperaba a sus nueras, si iban con ella a Belén de Judá y en vez de no importarle el futuro de ellas; en los versículos 8 al 13, antes de salir de su viaje Noemí con su bendición les insistió y les dio la oportunidad de quedar con sus familias y en su pueblo. Orfa una de las nueras, decidió quedar en su pueblo, con su familia y sus dioses. Rut se aferró a su suegra, y una vez más Noemí con un corazón cansado y adolorida le insiste que se quede, pero cuando Noemí vio que Rut estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
V. La Misericordia
(Leer Rut 1:16, 17; 2:1-17) Aunque nuestra vida esté destruida a causa de las malas decisiones, si acudimos a Dios Él nos muestra Su misericordia. Cuando Noemí, regresó al lugar debido – en Belén, “la casa de pan” – Dios le mostró su bondad; y, porque Dios es infinitamente misericordioso, Él le revelo su misericordia a Noemí, desde el momento que ella se sometió y obedeció a Dios, cuando ella tomo la decisión de regresar a su país. Dios no la dejó, porque aunque había perdido toda su familia, le quedo una nuera que estuvo dispuesta a dejarlo todo y a quedarse con ella
La Voluntad de Dios, también era que Ruth, una moabita, formara parte del pueblo de Israel, y así lo vemos en la historia, porque Rut es una de las mujeres que se menciona en el Linaje de Jesus. (Mateo 1:5).
Cuando habló con ella, le comento estaba impresionado por lo que ella hacía por su suegra y le dijo que se quedara en sus campos y que tomara del agua de sus segadores y que comiera r de su pan. También Booz mandó a sus trabajadores que dejaran caer algo extra, para ella mientras que trabajaban. Al final del día después de desgranar, Ruth había recogido una efa de cebada, que son aproximadamente 23 litros – es decir una cantidad impresionante!
VI. La Esperanza
VII. La Bendición
(Leer Rut 3:6-4:12) Por medio de una costumbre, que a nosotros parece un poco rara, Dios trajo la bendición a Noemí. En el libro de Ruth, Booz es un símbolo de Jesús y de como él iba redimir a su pueblo Israel. El significado de lo que Booz hizo es materia para otro estudio completo. Lo mismo podemos decir de las acciones de Rut. Basta decir que por la obediencia de Rut, Noemí recibió muchas bendiciones en su vida. En el libro de Ruth encontramos muchas demonstraciones de la bondad de Dios, pero ninguna compararse a la bendición dado a la viuda, sin familia y relatada en los versículos 13 al 17 del capítulo 4.
13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.
14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel;
16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya.
17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Así, padre de David.
Dios es infinitamente bueno y aunque fallemos, si nosotros lo buscamos, Él nos da otra oportunidad. Aunque tengamos que sufrir las consecuencias de nuestras malas decisiones, si nos rendimos a sus pies Dios tiene misericordia de nosotros. Aunque lo hayamos perdido todo, si volvemos por sus caminos Dios nos da grandes bendiciones.
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